Si alguna vez visitaste esta ciudad acanalada y creíste ver que los edificios están inclinados hacia el frente, no, no fue tu imaginación. Efectivamente las casas de esta ciudad europea se inclinan ligeramente (o a veces de manera muy pronunciada) hacia delante.

Esto se debe a una razón logística bastante obvia.

Angostas y altas

Pero para ahondar en ese tema, primero debemos de analizar otra característica arquitectónica de estas edificaciones: son angostas y altas.

Son delgadas porque en tiempos antiguos se cobraban impuestos dependiendo del ancho de la fachada. Los astutos ciudadanos encontraron una manera de sacarle la vuelta a este impuesto al hacer casas con fachadas sumamente angostas pero más amplias en la parte de atrás.

La fachada más angosta de Ámsterdam… ¡mide poco más de un metro! Encuéntrala en la foto siguiente: es el frente rojo del ancho de una sola ventana.

Ahora pasamos a la segunda parte de este misterio…

Inclinación con sentido

Al ver lo angostas que son, ¿te imaginas lo delgados que son sus pasillos y escaleras? Ahora visualiza meter un piano de cola a ese hogar, porque claro que la aristocracia de Ámsterdam quería tener sus lujos.

La última pieza del acertijo la encontrarás en la fotografía siguiente.

 

¿Ves las poleas en las partes altas de las casas?

Éstas se inclinan hacia delante para que al subir muebles con la polea, ¡no topen con la fachada! Y las grandes ventanas no son solo para dejar entrar luz natural: son tan grandes para poder meter muebles por ahí.

 

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