Incluir: del lat. includĕre. Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto.

La arquitectura también puede ser un instrumento para la igualdad. El ‘alguien’ en la primera oración de este artículo engloba no solo a personas con discapacidad visual o física, sino a adultos mayores, mujeres embarazadas, familias, niños, peatones. En las tendencias arquitectónicas recientes vemos cada vez más innovaciones que nos acercan a espacios más inclusivos.

Diseño y Accesibilidad Universal

Un país latinoamericano que se ha convertido en punta de lanza por su impulso a la arquitectura inclusiva es Chile. Su Ley 20.422, establecida en 2010, establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social. Define dos términos que son fundamentales para esta visión: el Diseño Universal y la Accesibilidad Universal.

El Diseño Universal incorpora 7 principios para lograr que el producto sea utilizable por la mayor cantidad de personas. Estos son igualdad de uso, flexibilidad, uso simple y funcional, información comprensible, tolerancia al error, bajo esfuerzo físico y espacio y tamaño para acercamiento y uso.

Algunos dirían que la Accesibilidad Universal es sinónimo de accesibilidad invisible. La Ley 20.422 establece que se logra cuando el usuario hace un uso intuitivo del entorno sin notar nada especial o exclusivo para sus capacidades. Así se logra una igualdad física y psicológica.

Derribar barreras

Todos nos enfrentamos a diversas barreras sociales y psicológicas. Con la arquitectura inclusiva podemos, al menos, eliminar barreras físicas, devolvemos independencia y posibilidades. Sin duda, podemos crear un mundo más justo desde los cimientos de nuestras construcciones.

 

Después de todo, y como pronunció el famoso arquitecto japonés Tadao Ando, “la arquitectura sólo se considera completa con la intervención del ser humano que la experimenta”.

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